No todas las noticias relacionadas con la pandemia del COVID-19 que se vienen sucediendo son negativas. Esta semana han reabierto, tras completar el periodo de cuarentena, las dos farmacias cordobesas que habían sido clausuradas al producirse positivos por el coronavirus en sus respectivos equipos, siendo imposible que permanecieran abiertas al no contar con sustitutos suficientes para asegurar la actividad.
Por fortuna, estas dos farmacias estaban localizadas en la capital de nuestra provincia, lo que ha posibilitado que los usuarios habituales de estos establecimientos sanitarios pudieran acceder a la prestación farmacéutica en otras farmacias cercanas a sus domicilios.
Más compleja hubiera sido la situación de haberse producido estos positivos en núcleos de población pequeños y aislados, donde sólo existe una farmacia, que en muchos casos es incluso el único espacio sanitario con actividad continuada en dicho lugar.
A fin de garantizar la prestación farmacéutica en dichos núcleos, el Colegio ha elaborado un protocolo junto a la Delegación Territorial de Salud y Familias para, en caso de contagio del titular de esos establecimientos sanitarios, se encuentre rápidamente un relevo en una bolsa de farmacéuticos voluntarios que hemos elaborado desde nuestra corporación.
Desde el Colegio, al igual que toda la profesión farmacéutica española, hemos solicitado de forma reiterada al Gobierno que dote a las farmacias de los equipos de protección (los conocidos como EPIs) para garantizar unas medidas de seguridad óptimas que reduzcan notablemente las posibilidades de contagio y transmisión del virus entre nuestros compañeros. Asimismo, como a otros profesionales sanitarios, también se ha solicitado que se les realicen test de detección a los trabajadores de las farmacias.